Y es que resulta que los hijos, además de conllevar un montón de nuevas responsabilidades y decisiones difíciles, atraen la opinión pública. Al principio no comprendes muy bien cómo es que el vecino del 5º, ese que nunca te había saludado, de repente te interrumpe el paso y te da un discurso sobre alimentación infantil. Te alucina que tu tía, siempre tan respetuosa con todas tus decisiones (hasta cuando decidiste pintarte el pelo de rosa no dijo ni mú), de pronto te llame todos los días para aconsejarte sobre el mejor modo de dormir al niño. Poco a poco vas cayendo en la cuenta del acoso y aunque tratas de escapar no puedes.
En esto de la crianza de los niños, hay opiniones para todos los gustos y de todos los colores.
Está la opinión sutil, que sólo te dice la mitad, pero te lo dice todo: “Ah! Pero come potitos…”
La telenovelera: “Tú lo que tienes que hacer es… porque… yo tenía una vecina… y…”
La futuróloga: “Cuando tenga 15 años seguirá durmiendo en tu cama”
La experta: “Hazme caso a mí que crié 5 hijos y les di lentejas desde los 3 meses y mira qué bien están ahora”
La que pasa a la acción: “Trae, ya le duermo yo, mujer, que tengo mucha mano”
La silenciosa: (No te dice nada, pero te mira boquiabierta y le da un codazo al de al lado)
La persistente: (Lunes)“Déjale llorar, que es bueno” (Martes)“Déjale llorar, que es bueno” (Miércoles)”Déjale llorar, que es bueno”…
La que vela por la especie: “Este niño lo que necesita es un hermanito”
El problema es que tú, que te preocupas por todo porque todos tus sentidos están alerta desde que eres madre y tus sentimientos están a flor de piel, no eres capaz de dejar pasar esta avalancha de buenas intenciones y cada día estás más confusa. Hay madres que no quieren decepcionar a su público y se vuelven madres camaleón. Así que según el jurado del momento, un día el niño va en silla y no sale, otro día va andando, otro en brazos, y otro colgado de una oreja. Y así todos contentos. Menos la madre y el niño ¿pero eso qué importa? Porque ¿quién se ha interesado nunca por lo que realmente quieren y necesitan la madre y el niño? Así que a mí, que también opino porque no voy a ser menos, me gusta preguntar ¿Y TÚ QUÉ PREFIERES?